top of page
LA ESTACIÓN DEL TREN
Cuento Digital.
Inicio: Texto
Inicio: Video
Inicio: Texto

Un tren llega, otro va. Gente viene y gente va, sentado en un banco de aquella vieja estación.
El ambiente es algo frío, el cielo esta nublado. Parece que lloverá.
Inicio: Imagen
Llevo aquí esperando mucho tiempo. No sé porque se demora tanto en llegar mi tren, pero por alguna razón eso no me preocupa demasiado. Me he acostumbrado a estar en este lugar, hasta podría decir que me gusta.
No conozco a nadie. Todas las personas que vienen solo pasan unos cuantos minutos aquí, hasta que llega el tren que los lleva a su destino. Se marchan y ya no vuelvo a verlos jamás.
Inicio: Cita

Inicio: Imagen
Pero hay alguien que veo todos los días: es un hombre alto, delgado y de avanzada edad. Viste un traje negro y lleva siempre en la mano izquierda un gran anillo, muy llamativo por la brillante perla blanca que tiene. Nunca había visto nada que se le asemeje; a veces veo a aquel hombre con un paraguas, en otras ocasiones con un bastón.
Inicio: Texto

Inicio: Imagen
Inicio: Texto
Inicio: Texto
-Llevas mucho tiempo aquí. ¿No te parece algo extraño?
-Por alguna razón no me preocupo por ello, aunque sí, me parece bastante extraño, ya que hay personas que llegan y enseguida se van. ¿Sabes por qué es así?
-Porque ellos saben a dónde van.
-Pero yo también sé a dónde ir- respondí-. De hecho tengo mi boleto justo aquí y este dice a donde iré.
En ese momento busco aquel trozo de papel en los bolsillos de mi abrigo, pero no hay nada. Es raro, dudo mucho que se me haya caído, porque desde que llegué permanecí justo aquí, sentado en este banco. No me moví en ningún momento.
-¿Qué pasa, no encuentras tu boleto?- preguntó el hombre que estaba sentado justo a mi lado mirándome un tanto extrañado.
-No, no lo encuentro, no sé dónde puede estar, pero juro que tenía un boleto- respondí.
-No, de hecho jamás tuviste un boleto- me dijo este y yo me quedé estupefacto.
-¿Cómo estás tan seguro de eso?-le pregunte extrañado.
-Porque no hay tren para ti, no tienes un lugar a donde ir, tu destino es quedarte justo aquí, en este banco, sentado, viendo a las personas que llegan y a las que van, sin hacer absolutamente nada más.
-¿Pero por que? No lo entiendo- dije, algo preocupado.
-Es porque este es tu nuevo hogar y yo soy tu nuevo amigo- dijo sonriendo.
-Pero, ¿dónde estoy, qué es este lugar y quién eres tú?- pregunté.
Mirándome directamente a los ojos y con una pequeña sonrisa en el rostro respondió.
-Mucho gusto, soy la Muerte y Bienvenido al Limbo.
Inicio: Texto

Inicio: Imagen
Inicio: Texto
bottom of page